lunes, 20 de octubre de 2008

TECNOLOGÍA REVERSIBLE...?

TECNOLOGÍA REVERSIBLE?
Ensayo
Por: Elkin Marquez Fernandez
Especialización Pedagogía Desarrollo Aprendizaje Autónomo.
UNAD, 2008.

El mundo ha cambiado dramáticamente en el último siglo. El desarrollo tecnológico ha influido de manera indiscutible en ese cambio, de tal manera que hoy, en comparación a un siglo atrás, la comunicación es masiva y muy diferente a la que usaron nuestros antepasados: hoy es inimaginable un mundo sin Internet, sin comunicación satelital o sin televisión, y muchos de esos son inventos de última hora. La pregunta que me quiero hacer en este breve ensayo es: ¿este proceso es reversible, de alguna forma?

Defino aquí “Irreversible” como aquella cualidad de ciertos procesos fisico-químicos. Si algunos recuerdan, todos los procesos en la naturaleza se definen como irreversibles en termodinámica, eso quiere decir, que aunque revirtamos el proceso, nunca podremos regresar los elementos a su estado anterior, porque resultan indefectiblemente alterados. Esta ley está ligada a los principios de la termodinámica que dicen que la entropía siempre aumenta, y por lo tanto, todos los procesos del universo real son irreversibles. Pero por otro lado, tenemos los procesos reversibles, que son controlados en laboratorio y en teoría, revirtiendo los pasos, puede devolverse a la situación original.

El asunto es que, como seres humanos, nos halaga la idea de ser reversibles. Nos hacemos a la idea de que un camino que es hacia delante, por fuerza define un sendero hacia atrás, y la vista en reversa nos da seguridad: saber de dónde venimos define en cierta forma nuestro camino hacia delante. ¿Quién no ha sentido alguna vez la tranquila seguridad del camino en reversa? Como dice Facundo en su famosa canción: “Volver donde mi madre en invierno, y ver a los perros que jamás me olvidaron”. Hemos sido criados con la idea de que el retorno da seguridad. La tragedia en los cuentos infantiles ocurría tras perder el camino de regreso a casa en medio de bosques extraños; y en las producciones modernas las más aberrantes y horrorosas películas se construyen sobre argumentos que muestran un mundo destruido por decisiones humanas que no pudieron reversarse: virus inatajables, daños ecológicos indetenibles o guerras que surgen de un malentendido que no se pudo aclarar a tiempo.

Cuando emprendemos un nuevo camino, una nueva actividad o un nuevo reto, nos decimos a nosotros mismos: si no resulta, me devuelvo. El amor del hogar paterno siempre será un refugio para los malos matrimonios, y los amigos de la infancia nos llenan de nostalgia y añoranza.

Cuando nos enfrentamos a este nuevo camino, la educación mediada por las nuevas tecnologías, muchos de nosotros tememos no poder regresarnos. Quienes se atreven a dar los primeros pasos son por lo general docentes de la nueva generación (entre 20 y 30 años), pero los de generaciones anteriores esperan que de alguna forma, si no les va bien se devuelven al terreno seguro de la pedagogía tradicional. Lo seguro es lo que hemos aprendido desde hace años, y en lo que nos hemos calificado como buenos, es lo que hemos ensayado una y otra vez y nos hemos vuelto expertos en conseguir excelentes resultados (desde nuestro punto de vista).

Nos encariñamos con la idea de que podemos devolvernos si algo sale mal, si el camino se vuelve muy áspero, o si nos “coge la noche”, y entonces nos detendremos a descansar en el hogar de “lo harto conocido” y repondremos fuerzas para volver a empezar otro día con más sol o menos calor el camino hacia lo “desconocido”.

Pero los cambios que se dan en la naturaleza, -y en este caso interpreto a la sociedad como parte de la naturaleza- son irreversibles. La comunicación ha ido evolucionando a medida que ha ido incrementándose el uso de nuevas y mejores tecnologías, pero las algunas personas las han considerado como “usos ajenos” a la identidad del ser humano, y por lo tanto, como si pudiéramos vivir sin ellas.

Permítanme enriquecer mi pregunta fundamental:
¿Hemos cambiado nosotros de tal manera que no nos reconozcamos en un viaje al pasado?
Si pudiéramos desconectar simultáneamente todos los aparatos electrónicos en el mundo, ¿Aún estaríamos ahí nosotros, los del genero humano, intactos?

La respuesta ineludiblemente tiene que venir de nosotros mismos, por lo que siempre tendrá el vicio de la autocontemplación: evaluaremos lo que nos afecta no desde ese objeto, sino desde nosotros mismos, por lo tanto nuestros prejuicios resultan insoslayables.

El mundo es irrevocablemente diferente: la comunicación de hace un siglo era más bien personal y no masiva. Como ejemplo, quiero referirme al cuento “en este pueblo no hay ladrones” de Gabriel García Márquez (lo recomiendo): el que robó las bolas de billar no se había dado cuenta de que había estancado el centro de comunicación más importante del pueblo, pues cuando los hombres se reunían a jugar billar era cuando conversaban y se enteraban de todo lo que sucedía en sus alrededores. En ese caso, el centro de la comunicación era el billar del pueblo, pero en otros casos, la tertulia familiar o la plaza de mercado.

En cambio, hoy no es concebible un mundo sin Internet (por muy nuevo que sea), ni televisión. La pregunta que hago es: ¿cómo sería el mundo mañana si como consecuencia de una gran catástrofe se acabaran todas las fuentes de electricidad, de tecnologías de comunicación, de satelites, etc, y nos regresáramos al comienzo: a los rudimentos de la comunicación verbal o escrita y personal?.
Volveríamos a inventar los mismos inventos, o seríamos capaces de inventar otros nuevos?

Pero antes de que alguno de ustedes, compañeros de estudio, envíe sus respuestas atajándo mi problema, quiero manifestarles algunos aspectos negativos que encuentro en el uso de las nuevas tecnologías, sacadas en la mayoría de la lectura que hicimos en el curso[1]:

1 Borra las identidades culturales, y aumenta la brecha digital

Subyuga la identidad de los pueblos rezagados a la de los líderes. Por ejemplo: la imposición de los valores norteamericanos por sobre nuestra identidad propia. Los latinos quieren ser como los norteamericanos, usan ropa americana y hasta mastican chicle al estilo “americano”, subyugando su propia identidad de pueblo amerindio por el de angloamericanos. Los adjetivos “Indio”, Indígena” y “Aborigen”, fuera del contexto estrictamente antropológico, son usados como insultos.

Por otra parte, mientras más quieran los pueblos parecerse a otros y no a sí mismos, menos oportunidades tienen de desarrollarse a sí mismos, lo que les pierde en ventaja que los hace quedar cada vez más rezagados.

2 Expone a la sociedad a cometer errores por la incapacidad de reconocer información equivocada.

Los medios multimediales, con su profusión de elementos expositivos multisensoriales hacen que la construccion de conceptos sea más directa, plana, sin involucrar en el proceso ciertos ejercicios mentales que estructuran el pensamiento de una manera más inteligente o crítica.

Quiero exponer aquí un caso muy curioso y diciente: en le desarrollo de una conferencia en el 2º Encuentro Nacional de Computadores para Educar, uno de los conferencistas principales, (un gringo, por supuesto), mencionó un caso de estudio acerca de la influencia de la internet en la investigación escolar, específicamente en la capacidad de construir conceptos errados en los estudiantes, cuando es mal usado.

Los investigadores colocaron a ciertos jóvenes estudiantes de la básica, una investigación sobre el “pulpo de los bosques”. A todas luces es un animal inventado por la fantasía de los experimentadores, pero como parte del experimento ellos crearon también una página web en la que exponían de una manera muy seria una completa descripción de este animal, sin mencionar que era imaginario. Hicieron montajes fotográficos de pulpos viviendo en árboles y no recuerdo qué cosas más, y colgaron la página web al alcance de los estudiantes.

El asunto es que todos los estudiantes trajeron sus tareas resueltas, y habían aprendido lo que decía la página falsa como si fuera ciencia cierta. Lo que me pareció más asombroso del experimento es que, aún cuando el docente (o el experimentador, no recuerdo bien) les reveló que ellos hacían parte de un experimento y que habían caído en un error porque los pulpos de los bosques no existen, un grupo considerable de estudiantes siguió creyendo que los equivocados eran los docentes, y prefirieron creerle a la página web, ¡incluso cuando les aclararon que la página web era falsa!

La confusión entre información y conocimiento se vuelve cada vez más difícil de discernir, y la cuestión que queda pendiente es:

¿Cómo pueden usar esa ventaja los dueños de los medios masivos de comunicación?
Hagamos un búsqueda de nuevas religiones y sectas fantásticas que han surgido de este ejercicio multimedial por Internet, y veremos una lista que no parece tener fin.
¿Cómo las películas y la televisión opacan el entendimiento y el discernimiento de las personas, especialmente los jóvenes y niños? ¿Cómo la mente se vuelve más crédula o empieza a aceptar informaciones falsas como ciertas?
La sociedad que se forma sobre las tecnologías de la información de forma inadecuada destruye su criterio inteligente, el pensamiento independiente, y la autonomía. Se disfraza de autonomía una heteronomía soterrada: si el ciudadano cree que es autónomo para decidir, pero cuenta con información falsa, entonces realmente no es autónomo, está siendo guiado por alguien detrás de las cortinas.

3 El respeto y admiración por ciertas personalidades líderes anula el criterio propio.

El nuevo modelo de comunicación masiva proclama líderes de opinión, que con mucha facilidad arrastran la opinión general de los pueblos. Es mucho más difícil engañar a un grupo de personas si estas tienen un criterio propio, pero si no han sido encaradas a ver la vida con actitud crítica, las personas prefieren delegar en otros la decisión de sus acciones. Cuando éramos niños y nos ponían a escoger entre una verdad de un extraño y una mentira de nuestra madre, si escogíamos a ojos cerrados la mentira materna.

¿Qué tan independientes somos si no tenemos acceso a la creación de un criterio propio? A diseñar nuestras propias estrategias para acceder ala verdad? Antes que buscar la verdad, debemos entender que ésta existe, y que no la tenemos, y que no debemos convencernos de nada.

Lamentablemente, tanto los medios masivos como el mismo sistema educativo están llenando a las nuevas generaciones de convencimientos en lugar de dudas. Resulta más cómodo y fácil entregar respuestas que recibir preguntas, porque las preguntas nos obligan a aceptar que no sabemos las respuestas, pero las respuestas nos dan la falsa tranquilidad de que los problemas están resueltos o de que al menos tienen solución.

En los medios de comunicación masivas se promueve el culto a las grandes personalidades, a los sabios elevados, a los magnates poderosos, y minimizan la accion independiente y sencilla de encarar la propia vida con honestidad hacia la verdad.

La esperanza en un mundo mejor viene dada por la naturaleza del mercado y el respeto al libre desarrollo de la empresa y la personalidad. Las esperanza que da Hopenhayn las basa en una sociedad con capacidad adquisitiva, (leí apartes del texto mencionado) “la renovación tecnológica es tan acelerada en el campo de la información y la comunicación, que la obsolescencia acelerada de sus bienes y servicios obliga a desembolsar más dinero para estar al día. Dinero, claro está, que no todos tienen”. La gran mayoría de población en Latinoamérica esta conectada a medios de comunicación “receptores”, que no pueden enviar información sino sólo recibir (TV, Cable, Radio…). Para cubrir esas brechas, cuyas excepciones son, en las mismas palabras de Hopenhayn, “hermosos y heroicos casos singulares” de “alumnos de colegios pobres que logran dialogar desde las terminales en la sala de la escuela con pares de ultramar”, aun tenemos “una difusión todavía incipiente en las escuelas si medimos el acceso según el tiempo disponible de conectividad por alumno".

Para el caso, hagamos el ejercicio con nosotros mismos: ¿cuántos docentes de nuestra institución estan cursando estudios en el tema del autoaprendizaje? la mayoría estudian técnicas de manejo de las nuevas tecnologías, pero sólo técnicas computacionales, y muy poco de espíritu crítico. Ahora hacen tareas más rápido y mas fácil, pero queda poco espacio para discutirlas, para hablarlas, para rebatirlas conscientemente.

Somos más bien replicadores de experiencias ajenas, y nosotros y nuestros estudiantes nos conformamos con lo que otros han dicho. ¿En serio creemos que la gravedad varía según el cuadrado de la distancia? ¿que la materia es intercambiable con la energía? Estamos tan dispuestos a terminar con los problemas que solo transferimos conceptos previamente creados, en lugar de producirlo nosotros y mucho menos dejar que los niños los construyan por sí mismos. Asi pues hay dos problemas: uno de tipo económico y otro de tipo cultural: el primero nos impide que nuestra sociedad o comunidad adquiera los medios de comunicación de doble vía, y el segundo nos impide vernos a nosotros mismos deslumbrados por admirar o seguir a aquellos que consideramos más sabios o desarrollados que nosotros.

Por otro lado, también hay aspectos positivos del uso de las nuevas tecnologías, pero indefectiblemente todos pasan por adquirir capacidad crítica, desarrollar habilidades superiores mentales, distinguir la falsedad de la verdad, desarrollar competencias en el manejo de la información y, definitivamente, contar con tutores idóneos para los jóvenes en formación.

Si los docentes actuales no somos capaces de enfrentarnos al reto de caminar un camino nuevo sin opción de regreso, si no somos capaces de desprendernos definitivamente del pasado, perderemos la oportunidad singular que nos da la historia de formar jóvenes independientes y autónomos, y de construir un país con identidad propia, una comunidad que se encuentra a sí misma en el tránsito hacia un futuro mejor y no en la nostalgia del pasado que una vez nos unió.

Los docentes nos estamos rajando en la misión de acompañar a los nuevos habitantes de este planeta a reconocer el camino correcto, y a reconocer la opción correcta en un mundo cada vez más informatizado. Hemos decidido quedarnos en la seguridad de nuestro pasado, y dejamos de ver que estamos exponiendo a nuestros niños a la merced de los engaños y las manipulaciones de los dueños de los medios del futuro. Tenemos que movernos hacia adelante, establecer nexos más confiables con la tecnología, darle la bienvenida a nuestras vivencias diarias, manejarlas con discernimiento y enseñarles a nuestros jóvenes la manera correcta de usarlas.

Nosotros, los viejos, tenemos el criterio. Los jóvenes, los nuevos, tienen las destrezas. El futuro sólo es posible si se unen las dos fuentes. NO abandonemos a los niños a la merced de sí mismos y de sus habilidades. NO habrá otra oportunidad en la historia.

El cambio que ejercerá el uso de las nuevas tecnologías –especialmente la Internet- en la formación de las nuevas generaciones no podrá devolverse. Si los jóvenes se levantan sin criterio propio, pronto encontrarán a lideres perversos a quienes seguir, y creerán que están haciendo el bien.

Porque el proceso que estamos viviendo es IRREVERSIBLE.


[1] Pensar Iberoamérica. Revista de Cultura Número 5 - enero - abril 2004 www.campus-oei.org/pensariberoamerica/ric05a00.htm y otras lecturas. Ver documentos del Curso Sociedad del conocimiento publicado para estudiantes de la UNAD, 2008.

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